Es uno de esos pocos fenómenos que cada veinte o treinta años estremecen el mundo de la música popular. Todas las comparaciones suelen ser inexactas o aprosimativas, pero éxitos globalmente espectaculares como el de Gloria Estefan pueden hacernos recordar a momentos estelares de Joan Baez, Mina, Judy Garland, Sarita Montiel y otras grandes figuras que impactaron en los grandes públicos y crearon millones de admiradores en el orbe. Naturalmente, el fenómeno masivo de hoy no existía entonces, por lo que la fama de nuestra artista ha sobrepasado, metafóricamente, la barrera misma del sonido.

Las expectativas en todos los continentes, apenas se anuncia un concierto de Gloria, tiene la misma temperatura de ansiendad que cuando se espera una actuación de Madonna en un estadio, con la cual Gloria tiene un símil sólo en lo carismático pero no en el concepto artístico, porque la artista cubana, residente de Miami, es en lo ético la contraimagen de la sicalíptica "chica material".

Gloria es una mujer de 39 años, sencilla, de gustos sobrios, formada en el espíritu hogareño de antaño, con la prioridad de lo familiar antes que cualquier otra dedicación. Está viva en ella la tradición de la casa paterna como núcleo básico y vital y porque sus ancestros son esencialmente cubanos, brota fácilmente de ella, como un perfume de nostalgia raigal, la impronta de su tierra, a la que ella canta con ternura y dolor. La belleza de su voz, en la dicción musical de letras evocantes, commueve en todos los grandes centros del exilio cubano, ya sea en Estados Unidos o fuera de éste.

La intrusión de la revolución cubana en 1959 provocó que su familia se refugiara en los Estados Unidos, cuando Gloria apenas tenia poco más de un año. En Miami, su puerto de llegada, creció en las duras condiciones que la situación imponía a su familia, aunque en este país encontró todas las puertas abiertas para dearrollar su vocación en libertad y con epseranzas.

Pero mientras crecía, trabajando y estudiando, compartió esas penurias con los suyos, Gloria no se hundió jamás en la pesadumbre ni en el espejismo de la melancolía, sino que elevó su voz de alegría, de amor y de confianza en un tributo que sobrepasó los límites de Miami, entró en Cuba, cubrió los Estados Unidos y deslumbró en Europa, Asia y Africa. Era -y es –la voz de Cuba, de Miami y de la Hispanidad que ha llegado en perfecto inglés al mundo de ese idioma, y que ha mantenido el español como fluida comunicación entre todos los que conforman esa herencia histórica, de sangre y de lengua, llamada la Hispanidad. Por eso, en este año del Centenario de Miami y en este mes de la Hispanidad, La Playa National Magazine honra a esta artista excepcional que es Gloria Estefan, como simbolo de unidad entre los hispanos, como personalidad y como ejemplo generacional.

No obstante, Gloria piensa grabar nuevos temas, que seguramente contendrán el mismo poder de penetración en los mercados que su último álbum, Destiny, el que está parejo en calidad e impacto con su otro álbum, Mi Tierra, que sigue siendo un asombroso "hit" sin distinción de fronteras ni idiomas.

Se ha dicho con justicia que ella es la abanderada del estrellato que trasciende las barreras culturales, una diva pop en dos idiomas que ha vendido cerca de 50 millones de álbumes en todo el mundo y hecho bailar a la gente –a veces japoneses, a veces franceses, a veces noruegos- ritmos calientes como el guagancó afrocubano, la frenética conga (recueren el frenesí público en las Olimpiades de Atlanta) o la insinuación intimista de la balada romántica.

Lo halagador para Miami, en estea año que es Centenario de su fundación, es que donde Gloria va y canta, o donde se escucha su voz grabada, está la ciudad en la hondura de de sus sentimientos, como están Cuba y la Hispanidad.

zurück